El orden del fútbol mundial ha mutado y en ese cambio de tendencia el Liverpool de JurgenKlopp tiene una gran cuota de responsabilidad -si no toda-. De los tiempos de la cadencia armónica y limpia del juego de posición del Barcelona de Guardiola, hemos pasado a un sistema de combustión mucho más potente, enérgico, de ida y vuelta, de embestidas y no tanto de caricias. El fútbol de violines se ha convertido en un juego de tambores.
El Liverpool es todo eso y más, pues ha sabido crecer en la totalidad de los registros que componen el espectro futbolístico. A partir de un 1-4-3-3 a primera vista inamovible en ataque y defensa, el conjunto red es capaz de adaptarse a cada plan de partido, a cada circunstancia, a cada fase. Es el equipo más competitivo, más completo y, aunque pueda dar cierto reparo decirlo así sin ambages, es ahora el mejor equipo del mundo. Aquí van algunos de los detalles tácticos más relevantes.
Ataque posicional: el gran salto
En un equipo tan focalizado en las transiciones, encontrar la pausa supone un éxito mayúsculo. El objetivo, si no totalmente cumplido, está muy avanzado.Klopp ha construido mejores ataques posicionales, salidas más ordenadas y limpias y progresiones fluidas. El Liverpool, claro, no renuncia a los envíos largos, normalmente diagonales realizadas con gran precisión merced al gran pie de Van Dijk (qué pedazo de central). Pero es consciente de que ahora, siendo referente mundial, los rivales le van a ofrecer la pelota en muchas ocasiones para replegarse y esperar. Y, aunque ha costado, el conjunto red ya no se siente extraño con el esférico.
Veamos algunas de sus salidas. En la base de la jugada se suelen colocar dos líneas. La más atrasada normalmente formada por 3 (cuando no presionan dos delanteros no es necesario): los centrales y el mediocentro, aunque este puede estar lateralizado. Por detrás de los puntas rivales se colocan los dos interiores, formando una superioridad inicial de 5 vs 2. Estas cifras pueden variar, así como las demarcaciones de los jugadores pero la idea es dar vuelo a los laterales y tener soluciones por dentro.
Roberto Firmino, el delantero más mentiroso del mundo
Si hay un jugador que ha hecho de la mentira su forma de vida en el césped, ese es Roberto Firmino. Reconozco sentirme cautivado por el brasileño, que es capaz de convertirse en uno de los mejores delanteros del planeta sin actuar como tal. Porque Firmino, como vemos en la imagen de arriba, se mueve por toda la extensión del campo. No es que baje a recibir a la zona de tres cuartos, es que en muchas ocasiones se coloca como interior y hasta como mediocentro. Con estos movimientos suma un nuevo apoyo en la medular (con mejor pie que los centrocampistas), confunde a los centrales rivales y crea espacios para los extremos. Hay quien dice que es la pieza más débil del tridente y que en otros contextos su rendimiento disminuye. A veces es complicado realizar este tipo de comparaciones pero en mi opiniónFirmino es el mejor falso nueve -siempre Messi aparte, claro- que existe en la actualidad. Tal vez en Barcelona debieran tenerlo en cuenta.
Defender hacia delante
Otra de las señas de identidad de este equipo. Klopp saca a su línea defensiva lejos del área, lo que conlleva un riesgo evidente y también algunas consignas: Allison tiene que estar concentrado en todo momento porque ejerce de último hombre en muchas transiciones defensivas y la línea de 4 ha de compenetrarse a la perfección para tirar bien el fuera de juego. Pese a todo, al Liverpool le suelen buscar las espaldas, sobre todo de sus laterales, pero ahí entra en escena el poderío en los duelos de Van Dijk.
Esta pretensión de no recular provoca un curioso efecto cuando el equipo rival intenta realizar una contra. Los jugadores que están por detrás del balón realizan un repliegue vigoroso mientras que los defensores van hacia delante. En la imagen de abajo podemos advertir la sensación de jaula: dos rivales rodeados por hasta siete jugadores del Liverpool.
Con la presión empieza -y acaba- todo
La presión frenética propia del gegenpressing es un proceso complejo y diferente en cada equipo. En el Liverpool parece una prioridad focalizar laatención en el poseedor del balón y frenarle en la transición defensiva. Sadio Mané explicaba así en una entrevista en ‘El País’ el modo de presionar del equipo: “No hay un líder. Es un feeling. Algo que aprendes tras dos años de práctica con los mismos compañeros. Acabas por interpretarlo durante los partidos y se parece a coger un ritmo. Depende de cuándo dan los rivales determinado pase y a quién se lo dan. Esa es la señal para todos. Nadie da una voz. Sabemos en qué situaciones presionar y en qué situaciones replegarnos y juntarnos. Se trata de leer al rival. No necesitas que un compañero acuda para ir tras él. Cuando ves que el contrario hace determinado pase, no necesitas mirar atrás. Sabes al 100% que todos tus compañeros se moverán tras de ti. Es el rival el que te da el tempo dependiendo de cómo y con quién juegan la pelota. Esto es un pequeño secreto. Pero puedo decir que el ritmo de nuestros movimientos de pressing lo marca el rival.”
Estas declaraciones esclarecen varios aspectos relevantes. La presión la marca, en gran medida, el rival; siempre hay un movimiento determinado que activa la presión; el modelo está tan interiorizado que prácticamente no hay que incidir en ello; y también se deja entrever la importancia de la fe a la hora de presionar. Creer que puedes robar el balón es el primer paso para robarlo.
Podemos deducir, entonces, que el Liverpool apretará con más fuerza cuando el balón lo tenga uno de los jugadores menos hábiles o bien cuando vaya a una determinada zona del campo. En muchos de sus partidos sí que da la sensación de que una de las zonas predilectas de robo es la banda. En la imagen vemos cómo el Liverpool acumula jugadores y aprisiona al rival.
El mejor contragolpe del mundo
No sería justo definir al Liverpool únicamente como un equipo contragolpeador pero obviar la transición ofensiva como una de sus principales improntas sería faltar a la verdad. El equipo de Klopp tiene, posiblemente, el contraataque más letal del mundo. Sorprende la capacidad de sus jugadores para recorrer muchos metros en un corto espacio de tiempo. A veces el técnico alemán deja descolgado al tridente pero aunque el equipo está replegado llega muy rápido y con muchos jugadores al área contraria.
Todos los jugadores participan en el contragolpe, empezando por el portero. Lo hemos visto varias veces durante la temporada: Allison bloca la bola y en milésimas de segundos ya ha lanzado el contragolpe. Es el Liverpool un equipo temible en esta faceta.
Interacciones laterales-extremos
Indudablemente el conjunto red es rico en matices tácticos. Uno de los aspectos más interesantes es las interacciones que existen entre sus laterales y sus extremos multiplicando la calidad de su ataque. Ocurre en las dos bandas pero más si cabe en la izquierda. A veces Mané -estará disponible para la eliminatoria ante el Atlético- es el que se va dentro para dejarle el carril a Robertson y en ocasiones es al revés (lo vemos en las dos imágenes). Pero no es tan simple: si uno se pega a la línea de cal y fija al lateral, el otro se incrusta en un intervalo de la defensa rival para buscar el desmarque (segunda imagen). Pero también uno de ellos puede arrastra jugadores por dentro para aclarar el costado. El abanico es amplio y el peligro crece sobremanera si tenemos en cuenta la calidad de estos jugadores para el duelo individual. Un uno contra uno es casi sinónimo de victoria.
Repliegue
Siendo verdad que la disposición táctica de partida cuando el equipo no tiene el balón es el 1-4-3-3, el dibujo varía si se ve obligado a replegar. Cuando está muy cerca de su área y necesita la colaboración activa de sus dos extremos el Liverpool cierra en1-4-5-1, una clásica evolución defensiva del 1-4-3-3.
No es lo habitual pero en alguna ocasión hemos visto al Liverpool defendiendo en un claro 1-4-4-2. Por ejemplo en este partido ante el Wolverhampton posiblemente sería para proteger mejor los flancos por el sistema de carrileros profundos del rival.
Balón parado
Aunque no se suele hacer hincapié en esto, el Liverpool también saca rédito de las acciones a balón parado. Se ha demostrado en varios momentos de esta temporada que defender en zona sin marcaje especial a Van Dijk no es una buena idea.
El entrenador del Madrid CFF de la Primera Iberdrola y profesor de AFEN diferencia entre el modelo de juego y la identidad de un entrenador.
¿Qué es el modelo de juego?
Nace de un marco teórico en el que debemos exponer cómo queremos que juegue nuestro equipo. Es un concepto que viene de la escuela portuguesa de la periodización táctica de Vítor Frade. Esta escuela se hizo famosa con los éxitos de José Mourinho aunque ya llevaba vigente desde 1980 aproximadamente. Él pone nombre a este concepto que al final nos permite explicarnos cuál es nuestra idea de juego como entrenadores.
¿Cómo llegamos a identificar lo que queramos?
Hay que diferenciar varios conceptos. Por un lado nuestro modelo de juego va a depender de varios factores: de los jugadores que tenemos, de los objetivos del club, del país en el que estamos… ese modelo va a ser cambiante porque va a depender también de los resultados, de los jugadores que tengo disponibles, etc. Y por otro lado está la identidad que tenemos nosotros como entrenadores y aunque se asemeja al modelo de juego, es algo menos cambiante porque no depende de tantos factores. Esa identidad nos va acompañar a todos los clubes en los que estemos. Y ahí podemos tener más claro qué queremos hacer: si ser más asociativo, si ser más directo…Todo eso tiene que partir de un marco teórico. Tenemos que poner un papel todos los conceptos que queremos que los jugadores hagan para a partir de ahí confeccionar nuestras tareas de entrenamiento.
¿Qué peso tienen los jugadores que tenemos y qué peso nuestra idea? ¿En qué momento debemos adaptarnos?
Existe una gran diferencia. Nosotros en principio vamos a buscar a los jugadores o jugadoras que se adaptan más a nuestra identidad. A partir de ahí y viendo si nuestra identidad se puede acoplar a los jugadores confeccionamos esos principios que queremos que tengan nuestro equipo. Por otro lado estaría otro punto de vista: cada jugador tiene una naturaleza y muchas veces no podemos condicionarlos a que hagan lo que nosotros queremos. A partir de ahí nosotros tenemos que adaptar nuestro modelo de juego a lo que va a pasar en el partido. Y luego está el rival que en ese modelo de juego nos va a hacer adaptarnos de una manera o de otra. Si somos más proactivos o más reactivos.
¿Qué diferencias hay en las diferentes categorías y edades? Por ejemplo, alguien que tenga el nivel 1 y entrene a un alevín, ¿también tiene que tener un modelo de juego?
Yo suelo dar metodología en AFEN y en las primeras clases siempre pregunto lo mismo: ¿cómo quieres que juegue tu equipo? Al principio solo escriben un párrafo y un par de ideas sueltas pero poco a poco vamos desgranando en esquemas más precisos lo que ellos quieren que suceda en cada momento del juego. Al final, independientemente de la categoría en la que juguemos, nosotros como entrenadores tenemos que tener claro cómo queremos que juegue nuestro equipo, que al final va a estar condicionado por muchas cosas, pero tenemos que saberlo. Tenemos que dotar de una forma de ser, de una identidad a nuestro equipo y a partir de ahí trabajar en la semana. Yo siempre les digo que es muy difícil confeccionar tareas de entrenamiento si no sabemos qué queremos que haga nuestro equipo. Por eso al final el marco teórico es tan importante. Escribirme en un folio los 3-4 principios de cada momento y cómo interactúan esos principios con el momento anterior y posterior hace que yo pueda confeccionar tareas que mejoren a mis jugadores en esos principios.
¿Cómo has ido cambiando tú con el paso de los años tu modelo de juego? ¿Y tu identidad?
El modelo de juego es cambiante y se retroalimenta semana a semana porque depende de estados de forma, de los jugadores de los que dispongo… Mi identidad como entrenador ha ido cambiando a lo largo de mi experiencia. En el transcurso de mi carrera he ido creyendo en diferentes cosas y también me he ido adaptando. El año pasado estaba en Segunda B (Adarve) y mi identidad tenía que ser otra a la actualidad en la Primera femenina. Aquí los equipos son más asociativas. En Segunda B, por ejemplo, al final son solo 4 equipos los que juegan así y el resto son directos, con progresiones rápidas y dando mucha importancia a las transiciones. Al final también me tengo que adaptar a dónde estoy.
¿Qué principios inamovibles tienen que tener tus equipos?
En el momento sin balón siempre quiero que mis equipos presionen muy alto, incluso con duelos individuales. En transición defensiva quiero una presión tras pérdida muy agresiva y en transición ofensiva quiero ser muy vertical cuando robo la bola. Esto no tiene que ver con ser directo, sino con ser vertical para jugar en campo contrario, bien porque podamos acabar esa acción o bien para someter al rival en campo contrario.
¿Todo eso se ve en el Madrid CFF?
Yo creo que sí. Nosotros estamos saliendo desde atrás con estructuras muy diferentes: con estructuras de 3, con estructura Lavolpiana, con conducciones… en las transiciones ofensivas nos ha costado mucho que las jugadores comprendieran que había que ser verticales pero con el paso del tiempo lo estamos consiguiendo. La presión tras pérdida es todavía una demanda porque les cuesta activarse sin balón. Presionar en bloque en alto, en cambio, nos lo compraron desde el principio y nos beneficiamos de que la mayor parte de rivales intente salir en corto.
Aunque parezca mentira, son muchos los profesionales del fútbol que no saben cuánto mide un campo de fútbol. Esto es algo a lo que normalmente no prestamos mayor interés, aunque se trata de un conocimiento relevante que deberemos controlar si queremos convertirnos en entrenadores. No en vano, en los exámenes del curso de entrenador nivel 1 esta una pregunta recurrente.
Según las reglas de juego confeccionadas por la FIFA, un campo de fútbol debe de tener las siguientes dimensiones:
-Largo (línea de banda): mínimo 90 metros y máximo 120 metros.
-Ancho (línea de meta): mínimo 45 metros y máximo 90 metros.
Si el partido es internacional, las medidas variarán:
-Largo (línea de banda): mínimo 100 metros y máximo 110 metros.
-Ancho (línea de meta): mínimo 64 metros y máximo 75 metros.
Hay algunas otras medidas que también es conveniente conocer:
-Área de penalti: las dos líneas perpendiculares a la línea de meta se sitúan a 16,5 metros de la parte interior de cada uno de los postes de la portería. A su vez, estas líneas se adentran 16,5 metros en el terreno de juego.
-Punto de penalti: está situado a 11 metros de la línea de meta.
-Área de meta (Área pequeña): las dos líneas perpendiculares a la línea de meta se sitúan a 5,5 metros de la parte interior de cada uno de los postes de la portería. A su vez, estas líneas se adentran 5,5 metros en el terreno de juego.
-Porterías: la altura será de 2,44 metros y la anchura de 7,32. Los postes y el larguero tendrán la misma anchura, como máximo 12 centímetros.
El número cuatro tiene una especial relevancia en muchos ámbitos de la vida. Hay cuatro estaciones meteorológicas (invierno, primavera, verano y otoño), cuatro puntos cardinales (este, oeste, norte y sur) y también cuatro momentos en el fútbol. La forma en la que un equipo se comporte en cada uno de estos cuatro momentos marcará en gran parte su modelo de juego.
El elemento central del fútbol no es otro que el balón y por eso estas cuatro fases están íntimamente relacionadas con él. Tendrás que controlarla todas si quieres convertirte en entrenador de fútbol. Vamos con ellas:
–Cómo se comporta el equipo cuando tiene el balón (o cómo ataca)
Hablamos de todos los momentos del juego en los que el equipo dispone de la posesión del balón. Podemos diferenciar, a su vez, varias fases dentro de este momento ofensivo: iniciación, elaboración o creación y finalización. ¿Cómo queremos que sea nuestro equipo cuando tiene la bola? ¿Queremos que saque en corto e intente superar líneas mediante la asociación y generando superioridades? ¿O preferimos que sea directo para llegar rápido a campo contrario? ¿Queremos que sea un equipo combinativo y paciente o vertical e incisivo? Hay muchas variables que, como entrenadores, deberemos contestar para dotar de identidad a nuestro equipo.
-Cómo se comporta el equipo sin balón (o cómo defiende)
Nos referimos a todos los momentos en los que nuestro equipo no tiene el balón. ¿Queremos presionar en bloque alto o mejor esperar replegados y juntos en campo propio? ¿En qué zonas del campo queremos intensificar la presión para robar? ¿Defenderemos en zona -como habitualmente- u optaremos por marcas al hombre? Quizás prefiramos defender en zona y pasar al hombre en determinadas zonas, como por ejemplo el área. Es importante que todos los conceptos queden claros y en una buena escuela de entrenadores te formarán para ello. En el fútbol moderno una buena defensa es primordial.
-Transición ofensiva (qué hace el equipo cuando roba el balón)
Defendemos para que no nos hagan gol y con el objetivo de poder robar el esférico. Ok, cuando lo robemos, ¿qué haremos? Tal vez queramos ser extremadamente verticales y montar el contragolpe sin siquiera hacer un pase de seguridad. O a lo mejor las características de nuestros jugadores nos hacendecantarnos por asegurar la posesión y comenzar un ataque organizado y paciente. Una gran cantidad de goles vienen después de transiciones, así que la decisión es fundamental.
-Transición defensiva (qué hace el equipo cuando pierde el balón)
Aquí básicamente hay tres opciones: la presión tras pérdida, el repliegue y una combinación de ambas. Cuando presionamos tras pérdida queremos volver a recuperar el balón lo antes posible. Es importante que nuestros jugadores ataquen de una manera determinada para que ya estén bien posicionados para esa presión. El repliegue es retrasar líneas para organizar la defensa en campo propio. Y la tercera alternativa sería presionar la pérdida con uno o varios jugadores, mientras el resto del equipo repliega.
Como entrenadores (ya sea de fútbol base, categoría regional o divisiones superiores) debemos tener muy en cuenta estos cuatro momentos porque marcarán nuestro modelo de juego. Y para ello es aconsejable saber realizar un detallado análisis táctico para saber diferenciar estas fases.
El oficio de entrenador de fútbol se ha profesionalizado mucho durante la última década. Antes era normal ver a diferentes chicos y chicas haciéndose cargo de cualquier equipo sin titulación alguna, pero eso es algo que está dejando de ocurrir.
Los clubes están apostando por entrenadores titulados y, nosotros mismos, si lo que buscamos es que se nos respete y se nos trate como a profesionales (con buenas condiciones y un salario digno), somos los primeros que debemos tratar de formarnos de la manera correcta.
Vamos a resumir los diferentes cursos con los que puedes conseguir el título oficial de entrenador.
Curso EntrenadorNivel 1 (Técnico Deportivo Nivel 1)
Con este título podrás entrenar a cualquier equipo hasta la categoría juvenil nacional. Es decir, con este título podrás entrenar en prácticamente todas las categorías de fútbol base de cualquier club. Equivale a la Licencia UEFA B. Académicamente, este nivel es la primera parte para completar un Grado Medio
Curso Entrenador Nivel 2 (Técnico Deportivo Nivel 2)
Con este título podrás entrenar a cualquier equipo hasta categoría juvenil nacional y sénior preferente. Es decir, para llegar a Juvenil División de Honor tendrás que tener el nivel 3 y en cuanto a la categoría sénior, podrás entrenar hasta la categoría anterior a la Tercera División. Equivale a Licencia UEFA A. Cuando acabes este nivel, habrás completado también el Grado Medio con lo que estarás titulado por la Consejería de Educación como Técnico Deportivo en Fútbol de Grado Medio.
Curso Técnico Deportivo Nivel 3
Para poder cursar este nivel, tienes que tener una experiencia mínima de 6 meses como primer entrenador titulado nivel 2. Con este título podrás entrenar a cualquier equipo, tanto a nivel nacional como internacional. Si te llamasen para ser seleccionador de España y tienes esta titulación, podrías. Equivale a la Licencia UEFA PRO. Es un Grado Superior y permite el acceso a cursar diferentes estudios universitarios.